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Throbbing Gristle la banda que siempre redefinía la palabra expectación

El primer encuentro de un oyente con Throbbing Gristle es casi invariablemente la experiencia musical más desconcertante que uno pueda tener. Es abrasivo, extraño y confuso, incluso a veces repugnante. Si uno no llega al horror de inmediato, una inevitable inundación de preguntas sigue: ¿Esto es música?, ¿Cómo es esta música?, ¿Por qué es esta música? y finalmente ¿Quién hace esta música?. Comprender a Throbbing Gristle requiere algo más que una apreciación del ruido. Requiere un abrazo de dadaísmo y provocación hostil en forma musical. Si bien las duras líneas de sonido creadas por Merzbow o Kevin Drumm pueden parecer imposibles de entender para los no familiarizados con estos sonidos, Throbbing Gristle es un tipo totalmente diferente de música. Eran, en diversos sentidos, noise, música hablada, arte, performance, música mutante, música electrónica, un concepto musical y un pop suficiente para mantener todos sus álbumes sorprendentes y repetidamente gratificantes.  En ese espectro de géneros y enfoques, Genesis P-Orridge, Peter “Sleazy” Christopherson, Chris Carter y Cosey Fanni Tutti encontraron la manera de hacer música difícil y desorientada como sea posible, pero lo hicieron de una manera que permaneciera interesante en todos los sentidos. A veces eso significaba crear verdaderas pesadillas auditivas. Antes de entrar en el cómo y por qué, lo mejor es familiarizarse con quién. Throbbing Gristle se formó en 1975 en el Reino Unido a partir de un colectivo de arte performance llamado COUM Transmissions cuyo objetivo primario era desafiar las aspectos convencionales de la sociedad británica, gran parte lo hacían de forma musical, pero realizaban actuaciones, exhibiciones y performances creando controversia en la sociedad en todo momento. Un volante con el logotipo fálico del grupo llevo al líder Genesis P-Orridge a tener problemas legales, y en 1976 durante su exposición “Prostitution” en el Instituto de Arte Contemporáneo llevó a los miembros del parlamento a arremeter en contra del grupo tachándolos como “saboteadores de la civilización”. Algo cruel y provocativo sin duda era la exposición que incluía fotos pornográficas, cuchillos oxidados, jeringas, pelo ensangrentado, así como objetos y productos femeninos usados. El significado de esto estaba en debate: ¿Qué había hecho que todo eso incomodara a la gente?.  COUM Transmissions terminó sus actividades en 1976 con una actuación de Throbbing Gristle, la primera bajo este nombre iniciando así el legado del grupo. Throbbing Gristle  era oficialmente una banda de cuatro músicos que funcionaban esencialmente como artistas performance, solo que en lugar de exhibiciones de desnudos con violencia simulada utilizaban instrumentos musicales; aunque esos elementos no desaparecieron de forma contundente ya que imágenes pornográficas y otras escenas impactantes y a veces grotescas eran a menudo parte importante de sus actuaciones. Sin embargo, la música siguió siendo la parte mas extraña y desorientadora de Throbbing Gristle. En realidad, no es música bonita ni melódica en ningún sentido convencional. La composición sonora de Throbbing Gristle esta llena de grabaciones de cinta distorsionadas acompañadas de una gran variedad de efectos extraños y frases habladas que en conjunto logran experimentos sonoros radicales pero estructurados.  Throbbing Gristle lanzó cuatro álbumes de larga duración en su propio sello Industrial Records, pero es el primer álbum (First Annual Report es el primer álbum grabado en estudio pero no lanzado intencionalmente por la banda)  llamado The Second Annual Report una obra de arte digna de mencionarse. Grabado a través de un cassette de la manera mas lodosa y sucia posible que le da una calidad encantadoramente desgarradora, The Second Annual Report habla de la naturaleza absurda de la banda en un escenario auditivo incómodo por una gran variedad de razones. El lado A presenta tres versiones de “Slug Bait” y cuatro versiones de “Margot Death”, el segundo lado contiene 20 minutos de “After Cease to Exist”. Describiendo cada elemento de Second Annual Report, “Slug Bait” es en tres partes separadas un canto discordante que mezcla entre ópera y una guitarra distorsionada una entrevista con un asesino real, mientras que “Maggot Death” es una canción real, verdaderamente ruidosa aunque solo consiste en insultos de P-Orridge hacía el publico.   Mientras Throbbing Gristle usaba el término industrial para etiquetarse mucho antes que el industrial se considerara genero o tuviera algún tipo de reconocimiento, su segundo álbum D.o.A: The Third and Final Report se consideró una pieza clave dentro de la ola industrial que surgió en los años 80´s. Un álbum que musicalmente es parecido al The Second Annual Report pero que contiene una gran variedad de temas con más cuerpo, pistas  con ruidos electrónicos, voces grabadas y otras rarezas extravagantes como pitidos y gorgoteos socavados con el típico bajo de Christopherson.  D.o.A: The Third and Final Report a pesar de tener muchas piezas confusas, es un escenario en que los temas de Throbbing Gristle comenzaron a tener mas importancia convirtiéndolo en uno de los 1001 álbumes que se tienen que escuchar antes de morir. Estos temas estructurados aparecen esporádicamente, pero cuando lo hacen, son de gran impacto.  La progresión de Throbbing Gristle hacia hacer música mas convencional los llevó a realizar su celebre y tercer álbum  llamado 20 Jazz Funk Greats, un disco que va en contra del ruido comercial, mas amigable para el público, tan antitético como su propio modo de pensar a veces incluso en la portada del álbum que parece realmente amigable hasta que uno se da cuenta que la fotografía es en Beachy Head, un lugar popular para el suicidio al sur de Inglaterra. Un álbum que tiene una clara divergencia con la caótica anarquía de D.o.A y The Second Annual Report. Un disco con ritmos y melodías que parece tener algún tipo de dirección. Un disco extraño y retorcido como se esperaba, pero no del todo desgastante en el que hay espacio para la abrasión desagradable y la lectura accesible.  Throbbing Gristle lanzó un álbum más después del 20 Jazz Funk Greats en 1980 llamado Heathn Earth que en cierto modo compartía la estética en vivo del Second Annual Report y los sonidos más rítmicos del 20 Jazz Funk Greats, sin embargo no fue un álbum tan convincente como sus predecesores pero si

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En defensa del Post Grunge: algunas joyas perdidas

Uno podría llegar a pensar que el Post-grunge es de esos géneros súper populares reconocidos y amados por todo el mundo, después de todo tienen como piedra angular a las cuatro leyendas de Seattle y a uno de los géneros más respetados a nivel mundial por su trascendencia y peso específico en la historia del rock, pero no.   De hecho, muchas de las canciones de las bandas pertenecientes a este género son comúnmente etiquetadas como placeres culposos, debido a que en muchas ocasiones la prensa especializada criticó severamente a muchas de ellas por “robar”  o intentar sonar como la copia de Nirvana, Pearl Jam, Soundgarden o Alice in Chains y, la verdad, hay algo de razón en eso. Sin embargo, como bien decía Julio Martínez, ex-conductor de Radioactivo y Reactor, Nadie nace de 25, es decir, que todos atravesamos distintas etapas de madurez emocional que, puede cambiar nuestros gustos musicales a través de los años, o afirmar los que ya tenías. El Supuesto Inicio Tras la muerte de Kurt en 1994, y la súbita aparición del Britpop en Inglaterra, la escena musical alternativa de Norteamérica se encontraba de nuevo buscando su identidad en medio de una vorágine cultural, tecnológica y política que estaba cambiando la forma de ver, entender y comunicar al mundo: los celulares eran una revolución y empezaban a convertirse en un símbolo de estatus social; la producción de discos compactos ya había desplazado por completo a los cassettes y a los viejos vinilos; el internet comenzaba a ganar seguidores en el mundo; todo mientras el presidente Clinton metía su mano debajo de la falda de una becaria de la casa blanca de apellido Lewinsky y una oveja llamada Dolly se convertía en el primer mamífero clonado en el universo.   Fue en ese momento en el que bandas como Silverchair, Bush, Weezer, Live, Matchbox Twenty, Creed, obviamente Foo Fighters y un laaaaaargo etcétera, comenzaban a inundar las radios universitarias en todo el mundo con un sonido muy parecido al de la escena Grunge de Seattle, (tal vez un tanto edulcorado) a la par de otras bandas como Stone Temple Pilots, Smashing Pumpkins, Collective Soul, Candlebox, Live e incluso Radiohead (con su primer disco), que por momentos fueron catalogadas como Grunge. Pero más allá de ponernos “exquisitos” y emitir juicios de valor, (muy al estilo de Nicolás  Alvarado) entre una y otra banda o entre géneros musicales, preferí centrarme en las mejores rolas de éstas y otras bandas etiquetadas como Post-Grunge. Porque realmente no importa como surgieron o si copiaron cínicamente algunas fórmulas, melodías, o si se subieron al género de moda para llegar a la cima por un momento… a estas alturas ¿a quién le importa? Aunque, ciertamente, no son tan talentosos como sus antecesores inmediatos, sí crearon un pequeño sub-género de rock que por momentos tuvo sus destellos de genialidad y dieron pie al surgimiento de otros géneros como el también odiado Nü Metal, y seguramente tú alguna vez cantaste una o muchas de éstas rolas en las fiestas de la prepa, en tu universidad o en la reunión de tu generación de hace 2 semanas.

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En el marco del Día Internacional de los Museos se inaugura muestra en Museo de Historia de Tlalpan

Este sábado se inaugura la muestra Ahí donde se cierra el no, y otros dibujos del artista mexicano Iván Gardea. Esta muestra, la cual forma parte de las celebraciones del Mes de los Museos, ofrecerá al público un recorrido por su gráfica. La entrada es completamente gratuita.    “Ahí donde se cierra el no, y o t ro s d i b u j o s ” e s u n a muestra del artista plástico Iván Gardea, originario de Chihuahua , q u i e n h a dedicado buena parte de su producción al grabado. La fuerza y contundencia de su trabajo le han llevado a cruzar fronteras y tejer puentes.   En palabras del fotógrafo Ricardo Vinós, las imágenes de Gardea, “son obras capaces de enfrentar el mundo de oscuridad en el que estamos viviendo. De e n t r e e s a s s o m b r a s profundas el artista busca ese rostro que no podemos ver porque nos provoca una emoción demasiado fuerte.”   Formado en la Escuela Nacional de Artes Plásticas c o n e l m a e s t ro J e s ú s Martínez, y posteriormente, en educación continua en la Academia de San Carlos, Iván ha realizado hasta la fecha 16 exposiciones individuales en diversos recintos de la Ciudad de México, el interior del país y España. Ha participado en más de 40 exposiciones colectivas y en prestigiosas bienales de grabado, donde su obra ha sido seleccionada (España, Macedonia , Po l o n i a , Colombia, Brasil, Estados Unidos, Canadá, Portugal y Francia). En 2009 le fue otorgado, en Francia, el primer premio de la Bienal de Grabado d’Epargne d ’A l b i . S u s d i b u j o s y grabados han ilustrado diversas publicaciones de circulación nacional y portadas para editoriales de reconocido prestigio. Su obra se ha desarrollado a lo largo de más de veinte años en las áreas de grabado, dibujo y escultura. Su t r a b a j o p l a s m a d o e n numerosas series —sobre todo en el ámbito del grabado— ha recibido la atención favorable de la prensa y la crítica. En la actualidad es considerado uno de los grabadores más i n t e r e s a n t e s d e s u generación en México.

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De Slowdive y una carta de amor al shoegaze

El shoegaze es un genero extraño, llamado así en los noventas de forma burlona por los periodistas de música ingleses por el hecho de que las bandas se pasaban todo un concierto mirando sus pies manipular los pedales de guitarra en lugar de interactuar con la multitud. Una especie de música particularmente cargada de clichés, de tocar la guitarra a ritmo particularmente melódico y triste, con letras parecidas a poemas escritos por adolescentes promedio expresando algunas emociones personales probablemente a sobremanera. Para ser honesto, muchos de estos estereotipos son precisos. Slowdive se formó a finales de los ochentas justo cuando Kevin Shields en My Bloody Valentine lograba obtener la perfección que buscaba en su sonido y lanzó Loveless, el álbum considerado por muchos pionero y referencia histórica del shoegaze. En 1993 Slowdive presenta Souvlaki una especie música confortable melodramática parecida a la música emo de los dos miles pero hecha en los noventas cuando la gente probablemente tenía más de buen gusto en general. En mayo de 2017 Slowdive lanzó su cuarto álbum autotitulado después de una brecha de más de 20 años. El primero que han puesto a la deriva desde Pygmalion (1995), que fue un experimento ambiental retrocedido en humor y textura. Sin embargo, este nuevo álbum es más un sucesor espiritual de Souvlaki. Es interesante ver a la banda, ahora 20 años más viejos retomando todo tipo de sonidos e ideas que estaban explorando cuando eran adolescentes. Las canciones se sienten más contemporáneas; sin embargo, no están tratando de mejorar su sonido para mantenerse relevantes, más bien, se han apegado a lo que la gente todavía ama de los sonidos que estaban explorando hace 20 años. Un disco que si uno trata de desmenuzar detalladamente resulta ser un poco abrumador; hay que dejar que te golpee y así resulta ser una joya en donde todo se une perfectamente. Esa es la belleza del shoegaze. Es frecuentemente, técnica y musicalmente complicada, pero simplemente uno tiene que dejarse caer en los lazos y surcos de cada nota que componen cada canción. Nuestra obsesión por la música y la gente realmente preocupada por la música melancólica está en casi todos los géneros (dentro y fuera de la música): Lou Reed, Kurt Cobain, Johnny Cash, Khonnor, Joy Division, Bob Dylan, etc,). Cualquiera que sea la razón, escuchar música abiertamente triste que utiliza la experimentación sonora con guitarras ruidosas y sonidos ambientales es definitivamente una experiencia catártica, que se debe de sentir. Para el amante de retomar momentos nostálgicos con ayuda de la música Slowdive de Slowdive es un gran disco, lleno de un montón de sensaciones que en lo personal estaba un poco preocupado que se perderían a medida que la banda envejeciera. Pero Souvlaki es probablemente todavía un mejor lugar para sentir la melancolía; quizás sólo por mis preconceptos nostálgicos, pero por alguna razón no creo que la banda vuelva a capturar realmente la clase de emociones crudas que hicieron con ese álbum. Otros clásicos del shoegaze que son necesarios repasar son Loveless de My Bloody Valentine y The Darklands de The Jesus and Mary Chain, unas de las primeras inspiraciones para el compositor principal de Slowdive, Neil Halstead. En Nueva Zelanda proyectos contemporáneos como The Shocking Pinks y Glass Vaults que estaban involucrados en un interesante experimentación de shoegaze-dream pop de lavada emoción o Grayson Gilmour no precisamente shoegaze pero temáticamente similar en su honestidad cruda. Slowdive de Slowdive es un gran homenaje al shoegaze y una revisión de los tópicos clásicos que hacen a la banda estar en su mejor momento después de 20 años. Para la próxima vez que piense escuchar a Slowdive espere al próximo día lluvioso.

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El Espeso sonido de Fumata

Poderoso ruido creado por un supergrupo que reúne lo mejor de la escena mexicana del Stoner/Doom/Sludge. Pocas propuestas nacionales actuales pueden sorprenderte positivamente y una de ellas es Fumata que nace de la colaboración de varios integrantes de notables bandas mexicanas de Stoner, Sludge y Doom  (Vinnum Sabbathi, Apocalipsis, Terror Cósmico) que decidieron amalgamar todas sus influencias en un pesado disco de metal. La perfección de la muerte es una explosión sónica que te lleva a un árido desierto lleno de destrucción y desolación, atmósferas espesas con riffs y tamborazos que pegan directamente en la quijada, complementados con monstruosos gritos desgarradores que impregnan de dolor y sentimiento toda la entrega. Seis tracks llenos de doom y stoner espeso que te hunden en un letargo espacial altamente disfrutable. El magnífico arte del disco evoca perfectamente todo el concepto del álbum y fue creado por el baterista de la ecuación Leonardo Cardoso, “Mico”.    

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