La música es una especie de presagio. Hay tantos elementos que hacen pensarla en términos metafísicos e incluso espirituales. De hecho, sus propios creadores lo han expuesto así a lo largo de la historia y han dejado entrever que todos coinciden en una forma de protesta. Ya sea hacia el gobierno, la desigualdad, el daño ambiental o simple y sencillamente hacia su misma persona. ¿Y por qué presagio? Bueno, el hecho de las cosas está acompañada de causas y no casualidades, citando al filósofo Kant. La música no es una casualidad, por el contrario, es una reunión de situaciones presentes que nos deja hablar sobre lo que queremos en un futuro. Sólo así puedo justificar la esencia de álbumes musicales, quienes en un ejercicio de crítica hallan su forma total, años después de ser estrenados. Vaya, se trata de un proceso en el que evidentemente se abren y cierran ciclos; las consecuencias nacen. En una de esas consecuencias es que retorné al 2014 y comprendí, quizás de forma completa, el primer álbum en solitario de Damon Albarn, Everyday Robots (2014). En aquellos años mi expresión coincidía con la nostalgia de un piano y su guitarra. Detrás, palabras alborotadas que hablaban de robots y un posible apocalipsis. Finalmente y de forma vaga, acepté un disco como la separación de Albarn con su estilo particular en Gorillaz y Blur. No ví más allá. Años después es patente la consternación de Damon Albarn sobre un mundo totalmente mediático y que parecía cercano. Hoy es una realidad. El single Everyday robots junto a Photographs (you are taking now) son la representación perfecta de un ser ajeno de quienes le rodean, distraído y ausente de lo que le sucede al mundo. Contrastando ambas canciones, podemos dar cuenta de que los celulares no están siendo la vía de solución a los problemas sociales sino un distractor. Por ello, “lonely press play” nos habla del estado de soledad en el que nos dejan los dispositivos móviles. Se pierden las anécdotas y todo resulta ser un mero juego de clicks, interpretando un tanto la letra de la canción. Damon nos dice que esta subversión es más asfixiante cuando se está de gira, lejos de la familia, de casa y tan cerca de desconocidos. Vale la pena ver el video oficial del sencillo, una y otra vez. Finalmente nos encontramos con la poderosa “you & me”. Se trata de una composición en conjunto con Brian Eno, que concreta la gracia de un viaje espiritual por tierras africanas. Damon Albarn nos habla de su encuentro con Moko Jumbie, un curandero o caminante de la África occidental. 7 minutos de desprendimiento, suficientes para cerrar los ojos y vernos en la posibilidad de trascender más allá de lo que nos hace esclavos. “People sound,no days off”. ¿Qué profecía se ha cumplido? No existe una respuesta concreta sino una subjetividad llamada fé. De Damon Albarn no podemos esperar menos y así en 9 años podemos reconocer que en efecto, los daños materiales y humanos son cada vez más grandes. Y no es que en 2014 no fuese lo mismo, pero no dudo que en ese entonces estábamos más preocupados por temas más introspectivos, como el amor y la familia. Everyday Robots es el presagio de un cambio de paradigma emocional. Hoy las situaciones globales como el capitalismo, la globalización y el consumismo, son causas directas de nuestra estabilidad emocional. El futuro del que tanto se hablaba llegó de forma inesperada e institucionalizada. Discos como éste refrendan la idea de que los músicos son una especie de historiadores. En sus letras y sonidos queda la huella de algo que sucedió y sucederá. Más allá de un idealismo, pensemos que los discos (sea cual sea su formato) son la respuesta que estamos buscando y que no se halla en las redes sociales ni en nuestros celulares. TEXTO POR: Carlos Armando González Vigil