Depósitio Sonoro

Crónicas y Reseñas

Broadcast, o sucumbir ante la escritura automática de los botones tiernos

Es un tanto llano el día de hoy buscar la casilla para definir una música como la de Broadcast, desde lo más amplio y abstracto como sería denominarle Indie Rock, hasta clavadeces más estilizadas como pudo ser electropop experimental. Ambas definiciones un tanto válidas… un tanto escuetas. Para robustecer esta mirada por el retrovisor apelamos a uno de sus álbumes más exitoso, y no por ello menos denso: Tender Buttons (Warp, 2005). Un disco en el que hay que estar preparados para escuchar sintetizadores saturados, comprimidos, electrostáticos, corto-circuitos y demás ruidos relacionados con aparatos que emiten sonidos provenientes de la electrónica de bulbos. En tiempos donde Audiogalaxy y su básico sistema de algoritmos nos llevaban de una banda a otra esperando horas (quizá días) para bajar algún disco que parecía interesante, cierta vez me topé con este material que me atrapó de manera permanente y merecía la pena utilizar todo el internet de conexión telefónica posible. Las letras nos llevan por caminos ambiguos basándose en el método de escritura automática, Trish Keenan nos lleva por de resonancias y psicodelias de corte más bien pop que se quedan como una goma de mascar con muchas tonalidades en sabores y colores a explorar mientras se van degustando. I found the F, es el tema que abre el disco con una especie de escala básica de acordes de sintetizador y una batería que recuerda a algunos fills del clásico Starr. Todas las piezas conservan esta estructura verso-coro- verso que; sin embargo, nos remontan a música experimental. Un tanto por la saturación de los efectos y ruidos armónicos, un tanto por las letras en aparente irracionalidad. Tears in the typing pool nos frena y nos da un respiro del ambiente fuzzy previo. Es una canción de corte casi acústica y tonos nostálgicos en cuya letra no encontramos más que atmósferas de situaciones: The letters are sighing // The ink is still drying // I told you the truth // And now I sigh too. Escenas efímeras, nada explícitas porque no hay mucho que explicar. ¿Para qué? Tender buttons es un disco que merece escucharse tanto para crearse imágenes oníricas en la cabeza, como para dejar que esos ruidos exploren diferentes partes a las que nuestro cerebro no está acostumbrado… o no tanto.

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Galería de fotos de Festival Ceremonia 2018

Ceremonia, un festival que propone un line up de talla internacional, con sede a las afueras de la Ciudad de México, celebró su cuarta edición con actos que superaron las expectativas, como St. Vincent, Beck y shows que se presentaron por primera vez en México, en especial Cuco, un artista que a pesar de su corta trayectoria demostró porque era de los más esperados del festival.  Además de otras novedades como la Carpa Traición fue como cerró el festival, en un escenario donde nuevas y otras ya posicionadas propuestas en la música electrónica dieron un show íntimo para los asistentes. Les dejamos esta galería de fotos del inolvidable Festival Ceremonia 2018. Fotos por: Sebastián Nájera.

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#Estreno, Belle and Sebastian y su último material cargado de brebajes efervescentes

El último material de Belle and Sebastian, “How To Solve Our Human Problems”, huele, sabe y se escucha como ellos pero adaptado perfectamente al contexto musical actual. Un disco de 15 tracks que se presentó de manera diferente, en 5 temas acomodados en conjunto a través de su respectivo EP, llegando a 3 que fueron lanzados uno por mes desde diciembre de 2017 hasta febrero de 2018. Aquellos que han seguido a la banda de Glasgow desde el principio recordarán el mismo proceso desde 1997, convirtiéndolo en una especie de espiral ascendente que regresa al formato más corto de las entregas en estudio. El concepto tiene sentido, especialmente en la atmósfera actual donde los amantes de la música están inundados de material, pues, ¿quién tiene tiempo para escuchar una hora de nuevas pistas en esta época que se mueve de manera turbulenta? Cada uno de estos EPs llega a los 20 minutos, lo que facilita la asimilación de los escuchas, además de los coros melódicos melodiosos como sello distintivo y el sonido del Reino Unido de los años 60, un disco que avanza en Technicolor, a veces vertiginosos con manchas psicodélicas que gradualmente se hace resonar con la dulzura suficiente como una pastilla efervescente. Las acogedoras voces del líder de la banda, Stuard Murdoch, junto con el sonido espumoso de la cantante Sarah Martin, hacen una mezcla maravillosa. La alegría desenfrenada aquí muestra que no decae la actitud de éxtasis que el líder ha estado produciendo en las últimas dos décadas, proporcionando en esta entrega un entusiasmo vibrante y sin prisas que se vuelve contagioso. Cada pista se mejora gracias a los músicos invitados que periódicamente contribuyen con instrumentos de viento de madera, cuerdas e incluso cuernos franceses y carillones. Así que a saltar en ese campo de colores que siempre propone Belle and Sebastian, porque estas canciones renovarán los ánimos hasta al más grinch del rock. Y para quienes se encanten por primera vez, buenas noticias, existen otros nueve álbumes y un puñado de EPs, singles y one-offs para buscar, por lo que los nuevos públicos estarán encantados no sólo con, How To Solve Our Human Problems volumen 1, 2 y 3, sino con sus otras obras.

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Reseña de David Byrne en el Teatro Metropólitan

Son casi las 21:30 hrs y el suave canto de unos pájaros sonorizan el Teatro Metropólitan para abrir el show con “Here”. David Byrne sobre una mesa y un cerebro postrado. Lo toma, se levanta y ya escuchamos su voz. Está sucediendo. No pasan ni siquiera tres canciones cuando después de “Lazy” escuchamos “I Zimbra” y “Slippery People” de los Talking Heads porque es pasado y el pasado nunca desaparece. Llega la colaboración con St. Vincent (no en escena si no en registro) y después dos canciones de American Utopia. La gente ya empieza a vivirlo pero explota cuando sin ningún preámbulo suena el comienzo de “This Must Be The Place (Naive Melody)”, la gente de pie y ojos brillosos discretos, corean y aplauden, es el momento de la noche hasta ese instante. La gente respira, sonríe y ahí viene de nuevo, otro hit, enorme “Once in a Lifetime”, ya es una locura. Todos forman parte de esa obra teatral que David Byrne estuvo planeando durante mucho tiempo. Sus músicos iluminan, actúan, cantan, bailan, todo en conjunto, segregados, alertas, pendientes, participativos. Te envuelven. Ya estás ahí. El sueño. Es. Sucede. Aún hubo más de American Utopia y más de Talking Heads, por supuesto, “Burning Down The House” es el primer encore, el teatro necesita apagarse pero moverse con más aplausos, el público es entregado, lo ha sido todo el show. Algunos dicen que fue como estar en una obra de Robert Wilson, nosotros decimos que fue como presenciar el Stop Making Sense de este siglo. Inolvidable.

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De Slowdive y una carta de amor al shoegaze

El shoegaze es un genero extraño, llamado así en los noventas de forma burlona por los periodistas de música ingleses por el hecho de que las bandas se pasaban todo un concierto mirando sus pies manipular los pedales de guitarra en lugar de interactuar con la multitud. Una especie de música particularmente cargada de clichés, de tocar la guitarra a ritmo particularmente melódico y triste, con letras parecidas a poemas escritos por adolescentes promedio expresando algunas emociones personales probablemente a sobremanera. Para ser honesto, muchos de estos estereotipos son precisos. Slowdive se formó a finales de los ochentas justo cuando Kevin Shields en My Bloody Valentine lograba obtener la perfección que buscaba en su sonido y lanzó Loveless, el álbum considerado por muchos pionero y referencia histórica del shoegaze. En 1993 Slowdive presenta Souvlaki una especie música confortable melodramática parecida a la música emo de los dos miles pero hecha en los noventas cuando la gente probablemente tenía más de buen gusto en general. En mayo de 2017 Slowdive lanzó su cuarto álbum autotitulado después de una brecha de más de 20 años. El primero que han puesto a la deriva desde Pygmalion (1995), que fue un experimento ambiental retrocedido en humor y textura. Sin embargo, este nuevo álbum es más un sucesor espiritual de Souvlaki. Es interesante ver a la banda, ahora 20 años más viejos retomando todo tipo de sonidos e ideas que estaban explorando cuando eran adolescentes. Las canciones se sienten más contemporáneas; sin embargo, no están tratando de mejorar su sonido para mantenerse relevantes, más bien, se han apegado a lo que la gente todavía ama de los sonidos que estaban explorando hace 20 años. Un disco que si uno trata de desmenuzar detalladamente resulta ser un poco abrumador; hay que dejar que te golpee y así resulta ser una joya en donde todo se une perfectamente. Esa es la belleza del shoegaze. Es frecuentemente, técnica y musicalmente complicada, pero simplemente uno tiene que dejarse caer en los lazos y surcos de cada nota que componen cada canción. Nuestra obsesión por la música y la gente realmente preocupada por la música melancólica está en casi todos los géneros (dentro y fuera de la música): Lou Reed, Kurt Cobain, Johnny Cash, Khonnor, Joy Division, Bob Dylan, etc,). Cualquiera que sea la razón, escuchar música abiertamente triste que utiliza la experimentación sonora con guitarras ruidosas y sonidos ambientales es definitivamente una experiencia catártica, que se debe de sentir. Para el amante de retomar momentos nostálgicos con ayuda de la música Slowdive de Slowdive es un gran disco, lleno de un montón de sensaciones que en lo personal estaba un poco preocupado que se perderían a medida que la banda envejeciera. Pero Souvlaki es probablemente todavía un mejor lugar para sentir la melancolía; quizás sólo por mis preconceptos nostálgicos, pero por alguna razón no creo que la banda vuelva a capturar realmente la clase de emociones crudas que hicieron con ese álbum. Otros clásicos del shoegaze que son necesarios repasar son Loveless de My Bloody Valentine y The Darklands de The Jesus and Mary Chain, unas de las primeras inspiraciones para el compositor principal de Slowdive, Neil Halstead. En Nueva Zelanda proyectos contemporáneos como The Shocking Pinks y Glass Vaults que estaban involucrados en un interesante experimentación de shoegaze-dream pop de lavada emoción o Grayson Gilmour no precisamente shoegaze pero temáticamente similar en su honestidad cruda. Slowdive de Slowdive es un gran homenaje al shoegaze y una revisión de los tópicos clásicos que hacen a la banda estar en su mejor momento después de 20 años. Para la próxima vez que piense escuchar a Slowdive espere al próximo día lluvioso.

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3 discos despojados de voces

Es un placer poder detectar una variedad de ideas, convicciones y temores dentro del espectro musical. Es un fenómeno que toda persona con receptividad, paciencia, atención y criterio definido puede experimentar día a día y así abrirse paso a una experiencia individualizada y personalizada que aumenta su percepción de la vida y sus diversos alcances tangibles e intangibles. Un puñado de artistas, con intenciones compositivas y estéticas que distan entre sí pero que los agrupa la característica de no ofrecer una voz humana al escucha, han logrado comunicar con éxito el sentido del ser y del estar en distintas situaciones de la experiencia humana con sus ofrecimientos honestos y pasionales que considero no deben pasar inadvertidos.    SANNHET – So Numb Este trío en constante proceso de madurez sonoro, vuelve con la que es quizás su más paradójica colección de composiciones ya que al intentar llenarnos de melancolía y crisis existencial, descubren nuevas capacidades para elevar el ánimo debido a la enorme euforia concentrada en cada canción. DO MAKE SAY THINK – Stubborn Persistent Illusions En definitiva, este puede ser uno de los lanzamiento más concretos y cohesivos dentro del repertorio creativo de DMST. Por momentos contemplativo, en muchos otros llamativo y bombástico. Encontraran que el sol jamás se pone mientras esto suene.. EX EYE – Homóninom Bienvenidos sean todos al terreno puro de la música holística. No me viene a la mente una forma más precisa para conceptualizar esta banda que al conjuntar talentos de virtuosos como Greg Fox, Colin Stetson, et al. Se logre formar una sistema tan atípico y complejo y distinto a la suma de sus partes como pasa con este grupo. Intrincados y exactos movimientos musicales para abandonarse de lleno.  

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El Espeso sonido de Fumata

Poderoso ruido creado por un supergrupo que reúne lo mejor de la escena mexicana del Stoner/Doom/Sludge. Pocas propuestas nacionales actuales pueden sorprenderte positivamente y una de ellas es Fumata que nace de la colaboración de varios integrantes de notables bandas mexicanas de Stoner, Sludge y Doom  (Vinnum Sabbathi, Apocalipsis, Terror Cósmico) que decidieron amalgamar todas sus influencias en un pesado disco de metal. La perfección de la muerte es una explosión sónica que te lleva a un árido desierto lleno de destrucción y desolación, atmósferas espesas con riffs y tamborazos que pegan directamente en la quijada, complementados con monstruosos gritos desgarradores que impregnan de dolor y sentimiento toda la entrega. Seis tracks llenos de doom y stoner espeso que te hunden en un letargo espacial altamente disfrutable. El magnífico arte del disco evoca perfectamente todo el concepto del álbum y fue creado por el baterista de la ecuación Leonardo Cardoso, “Mico”.    

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Turbonegro, la máquina del deathpunk noruego regresa con nuevo disco

Después de 6 años y algunos adelantos ocasionales Turbonegro vuelve con un nuevo album lleno de nostalgia y riffs para derramar litros de cerveza. Turbonegro, los reyes del deathpunk llevan casi 30 años en el negocio y durante todos estos años han creado música memorable, discos sólidos y clásicos que han marcado a varios fanáticos (como el Ass Cobra, en 1996, o el Apocalypse Dudes, en 1997) la influencia de estos noruegos a la escena underground es tan grande que tiene uno de los clubs de fans más organizados en el globo terráqueo con dos mil trescientos chapters de la Turbojugend predicando la fiesta, la unidad, el no-racismo y el deathpunk tourism en América, Asia y Europa;  este 2018 es motivo de celebración para toda la comunidad de las chamarras de mezclilla, ya que los denim demons soltaron su décimo LP titulado RockNRoll Machine este dos de febrero. La máquina del Rock and Roll es una oda a la nostalgia ochentera, al rock con sintetizadores de Van Halen, chispazos que recuerdan al Scandinavian Leather y en algunos momentos un tributo a los riffs pegajosos de Angus Young y AC/DC, los 11 tracks son un viaje de 39 minutos por un rock pegadizo lleno de sing-alongs e himnos para chocar los tarros y que a pesar de llevar poco tiempo sonando en nuestras bocinas, ya tiene fuertes detractores que anhelan, con justas razones, aquellos viejos tiempos con Hank Von Helvete y su particular sonido crudo e irreverente; RockNRoll Machine es un buen disco que sin duda no compite con los mejores placazos de los escandinavos pero que tiene un espacio aparte por el simple hecho de que Turbonegro lleva poco menos de tres décadas haciendo lo que le pega la gana.    

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