Depósitio Sonoro

Nostalgia

Mira la película Ennio, el maestro retrato sobre el prolífico compositor Ennio Morricone

Hace casi 1 año salió la película “Ennio, El Maestro”, el cual habla de su legado musical, el cual marcó una peculiar vida musical. En su registro musical quedan aproximadamente 520 bandas sonoras, 14 álbumes de estudio, 11 discos en vivo, 116 compilaciones, 61 sencillos, 18 discos tributo. Ennio, el maestro (Ennio: The Maestro, Italia-Bélgica-Países Bajos-Japón-China-Alemania/2021). Dirección y guion: Giuseppe Tornatore. Con testimonios de, entre otros, Quentin Tarantino, Clint Eastwood, Dario Argento, Bernardo Bertolucci, Bruce Springsteen, Oliver Stone, Hans Zimmer y John Williams. DMorricone trabajó con casi todos los realizadores contemporáneos más importantes, las fuentes son impecables y construyen, además de la biografía del artista italiano, una radiografía de la historia grande del cine del último medio siglo.

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Recordando a Keith Levene (1957 a 2022): arquitecto del post-punk con PiL

Quizá fue por el sentimiento del inminente “fin del rock” conferido por la separación de Sex Pistols que John Lydon, exvocalista de este grupo, y Keith Levene, guitarrista recién expulsado de The Clash, apostaron por hacer una banda representativa del “inicio de algo nuevo”. Así unieron fuerzas y temprana experiencia para formar Public Image Limited (PiL). Por ello, casi 40 años después de este momento —mucho mejor narrado por Simon Reynolds en su libro ‘Rip It Up’ (2005)—, es entendible por qué PiL se mantiene como la piedra angular del post-punk ortodoxo. En Public Image Limited, sin ser estrictamente un supergrupo, se enfrentaron ideas entonces poco comunes para la música de guitarras, cuya confluencia marcó la pauta del desarrollo de un nuevo modelo de expresión artística. Mientras Lydon trasladó la energía del punk heredada de los Pistols, el bajista Jah Wobble encontró a este último género con la esencia del dub y el reggae y, especialmente, Keith Levene aprovechó el lienzo para crear el sonido de guitarra que habría de darle al post-punk parte de su identidad última. Ferviente admirador del academicismo de Yes —y roadie de éste grupo durante su adolescencia—, Levene supo renunciar a la ejecución ortodoxa de su instrumento en pos de una forma particular de virtuosismo, que hace más sentido para nuestra época que para la suya. Descrito por Reynolds en el citado libro, el suyo era un “modo de tocar basado en improvisación, que deliberadamente incorporaba los ‘errores’. Cuando Levene tocaba una nota incorrecta, inmediatamente repetía el error para descifrar si la equivocación podía convertirse en otra forma de acierto”. El paso de Levene por The Clash fue breve, insuficiente para conocer cuánto hubiera influido en el sonido de una banda que, a su modo, trascendió de igual forma la etiqueta del punk. Sin embargo, Public Image Limited, fue el espacio donde las disonancias y las desviaciones armónicas de Levene, expresiones últimas de la inquietud de dicho estilo por traspasar los límites del buen gusto, se desarrolló en el equilibrio suficiente para dejar atrás el mero ruidismo. Así, la contribución de Keith Levene a Public Image Limited se extendió por tres álbumes —entre los que se cuenta el archi influyente ‘Metal Box’ (1979), el más atinado documento póstumo del guitarrista—, antes de que las diferencias creativas terminaran por minar el grupo y John Lydon, en palabras de Levene, “se convirtiera una vez más en Johnny Rotten y se tomara de forma literal la línea ‘The Public Image belongs to me’” [“la Public Image me pertenece”, de la canción “Public Image”]. Qué tanto Public Image Limited siguió siendo relevante después de 1981 es un tema para otra discusión. Sin embargo, la exploración de los primeros álbumes del grupo refleja el inicio de inquietudes estéticas, de disrupción y búsqueda, que hoy se han adecuado al mapa contemporáneo. Particularmente, Levene dejó rastro de su estilo en agrupaciones que hoy izan la bandera del post punk, como Fontaines DC, Dry Cleaning, Yard Act, o en su momento Franz Ferdinand y The Libertines. Oídos más avezados han encontrado ecos de su estilo incluso en Godflesh y los múltiples proyectos de Justin K. Broadrick. La evolución del post-punk, desde su concepción como la idea de trascender la mera ruptura de los cánones del rock hasta su actual degeneración como término paraguas, ocupa una historia de cientos de páginas y bifurcaciones. Pero Keith Levene, fallecido este 11 de noviembre, es el hombre quien, quitándose el miedo de “tocar una mala nota”, logró permanecer como uno de sus arquitectos.

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Galaxie 500: Recordando a la banda que precedió al shoegaze

A propósito de la reciente visita a México de Dean Wareham, ex líder de Galaxie 500, es casi imposible sacudirse los ánimos y pensar, quizá ingenuamente, en otra banda que haya influido tanto en su terreno. La realidad es que cuando Galaxie apareció en el mapa del rock estadounidense independiente de los años 80, ya estaba marcado el terreno de lo que posteriormente se conoció como dream pop. No así con el shoegaze, a quien se le atribuye buena parte de su influencia.El sonido de Galaxie, tan característico por ese aparente descuido vocal e instrumental, el cual crea capas de ruido con solos que flirtean con la idea del virtuosismo, compaginó bastante bien con los sonidos del mapa sonoro de su época. ‘Today’, su primer álbum, lanzado casi al filo de los 90, no suena tan diferente a lo que entonces estaban haciendo otros grupos del estilo dulce y guitarrero conocido como jangle pop, con una declaración de principios más cercana al mainstream. Sin embargo, un elemento de misticismo que envuelve a la música de Galaxie, quizá visto a posteriori, la acerca mucho más al sonido experimental entonces abanderado por A.R. Kane y Spacemen 3 (los últimos, influencia declarada de Wareham). Como sea, es cierto que Galaxie 500 nunca fue shoegaze. Si bien “Listen, the Snow is Falling” se le acercaba bastante, el verdadero mérito del trío de Boston para influir en este estilo fue permanecer en un punto medio entre el pop ruidoso de Hüsker Dü y los pasajes de ensueño de The Sundays. Fue en este espacio liminal, donde se gestó una predilección por el intimismo casi surrealista, que el shoegaze contemporáneo y parte del de “primera ola” tomaron elementos para construir su identidad definitiva. Por supuesto, a Galaxie 500 se le atribuye más bien una influencia en el slowcore, estilo frecuentemente asociado con el shoegaze, caracterizado por una renuncia a la velocidad del rock en pos de escenarios de calma y una búsqueda por llegar más lejos en aquel intimismo lírico. Ejemplos están Low y Codeine, el segundo más cercano al ruido, pero ambos principales herederos del sonido de Wareham y compañía. Que Galaxie 500 se separara con tan solo 5 años de carrera y 3 álbumes bajo el brazo no hizo más que, como ha ocurrido con un centenar de bandas, potenciar su estatus de culto. De acuerdo con testimonios de Dean Wareham en su libro Black Postcards (2008), y de Damon Krukowski (batería) y Naomi Yang (bajo) en la historia oral Temperature’s Rising (Mike McGonigal, 2013), la ruptura ocurrió de forma arbitraria, con el cantautor simplemente cansado de las dinámicas del grupo y sus compañeros sin saber cómo atender una indiferencia cada vez mayor, la cual culminó en llamadas de teléfono sin responder. “¿Qué sentí con la partida de Dean [de Galaxie 500]? ¿Bromeas? ¡Sólo escucha [el álbum de Damon & Naomi] ‘More Sad Hits’”, comenta Damon en Temperature’s Rising. Los proyectos consecuentes de los integrantes restantes, Damon & Naomi y, sobre todo, Magic Hour, exploraron de lleno los terrenos del shoegaze y el dream pop, lo cual, ante todo, se sintió como la continuación lógica del cierre asentado por Galaxie con “Listen, the Snow is Falling”.Pero, sobre todo, la música de Magic Hour fue el cierre poético ante la historia narrada primeramente por Galaxie; una muestra de la aceptación de lo inevitable que era la evolución de su propia sensibilidad. El sendero de vuelta, por supuesto, apunta siempre a Galaxie 500, un nombre que, al día de hoy, goza del privilegio de no ser del todo comprendido.

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Retrospectiva de Mike Patton, vía Bandcamp

La entrevista que hizo el equipo de Bandcamp al cantante, compositor, productor, letrista, multiinstrumentista y actor estadounidense, Mike Patton comienza así: “Cuando Mike Patton se comunica por teléfono para hablar sobre su formidable discografía, el cantante/compositor/productor hace una simple pregunta: “¿Por qué?” “Seré honesto, me asusta”, dice sobre la amplia lista de lanzamientos, una que incluye 2 reuniones muy diferentes (Mr. Bungle y Faith No More), así como varias sorpresas únicas que suena diferente a todo lo que había hecho antes. “Es como, ‘Jesús, ¿qué es esto? ¿Ya estoy en la tumba? ¿Por qué una retrospectiva tan inquietante?’” El cofundador de Ipecac Recordings no intenta ser difícil. Patton es solo una de esas personas: un perfeccionista que prefiere contemplar el largo camino que tiene por delante que adobar o llorar el pasado. Sin embargo, señala, “una cosa es segura: crecer en la pequeña ciudad de Eureka, California, durante los años 70 y 80 significaba que al principio no era un gran fanático de la música. Es decir, hasta que consiguió un trabajo en una tienda de discos local y pasó de ser un atleta al defensor vanguardista de salto de género que es hoy”. También puedes leer la interesante semblanza-entrevista que hizo Bandcamp a Mike Patton, en este link.

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25 años de ‘Dots and Loops’ de Stereolab, análisis sobre este álbum que resignificó el siglo XX

Que haya pasado un lustro desde el debut de Stereolab hasta la llegada de su primera obra maestra —la segunda es ‘Sound-Dust’ del 2001, en opinión de quien escribe estas líneas— revela mucho de la ambigüedad con la que abordamos el concepto de genialidad musical. Por lo demás, 1997 fue un año donde dicha genialidad bebió de aquella “tensión pre-milenio” que Tricky apuntó meses antes.El ‘Ok Computer’ de Radiohead, gran obra de ése año, no sólo cristalizó los temores que rodeaban la llegada del siglo XXI, sino que también pasó a la historia como la más grandilocuente y acertada expresión de esta inquietud. Sin embargo, ‘Dots and Loops’ de Stereolab, lanzado el 22 de septiembre de 1997, resulta un álbum tan desafiante en el mismo sentido como la magnus opus del quinteto de Oxfordshire. El ensayista Chuck Klosterman apunta en su libro ‘Los noventa’ (2022) que, durante la década del mismo nombre, surgió una tendencia de etiquetar a toda la producción cultural como “posmoderna”. Sin embargo, una escucha atenta a ‘Dots and Loops’ revela una construcción y una filosofía que bien hacen a este álbum merecedor del título de estandarte de las ideas posmodernas en la música popular. Un año después de haber encontrado su sello definitivo con ‘Emperor Tomato Ketchup’ (1996), Stereolab dejó de lado la fascinación por el krautrock para explorar de lleno los sonidos que entonces dominaban el mapa de la música electrónica, como el drum n’ bass, el ambient y el IDM, proeza que se consiguió gracias al apoyo de Andi Toma y Jan St. Werner de Mouse on Mars, entonces representantes máximos de aquel último estilo. Pero ‘Dots and Loops’ no solo apuntó a la comunión entre la vanguardia del pop y la música retro —la influencia del lounge, la tropicalia y el space pop está más presente, aunque sutil—, sino a la reconstrucción de la historia musical del siglo XX en un lenguaje único, nacido de las posibilidades electrónicas que Stereolab supo explorar de una forma más lúcida con relación a algunos de sus contemporáneos del post-rock. Al igual que en anteriores materiales —y la realidad es que nunca dejó de hacerlo—, Stereolab deconstruyó en ‘Dots and Loops’ fragmentos aislados de la historia sonora del siglo XX, y los proveyó de un nuevo contexto en clave de (retro)futurismo. “The Fearless Vampire Killers” de Krzysztof Komeda sirvió de base para las melodías de “The Flower Called Nowhere”; las progresiones de “Cadê Jodel?” de Joao Donato y “Love Is Everywhere” de Pharoah Sanders se convirtieron en sinfonías casi no-humanas en “Parsec” y “Diagonals”, respectivamente; y la introducción de “Ticker-Tape of the Unconscious” es una referencia directa a los primeros compases de “Divino, Maravilhoso” de Gal Costa. “Brakhage”, pieza que abre ‘Dots and Loops’, encapsula en su título el sentido global del álbum, pues rinde homenaje al cineasta experimental estadounidense Stan Brakhage, quien construyó un centenar de obras a partir de la yuxtaposición de elementos aislados provenientes del mundo real con los del mundo fílmico (los primeros 20 segundos de la canción, por cierto, apelan a la nostalgia de la era pre-Google, con aquel sonido intermitente que remite a las primeras conexiones de internet). En ‘Dots and Loops’, Stereolab se sirvió de un nuevo universo sonoro y de préstamos musicales que casi son un détournement para resignificar la historia cultural del siglo XX, frente al advenimiento del nuevo milenio con todas sus incertidumbres humano-tecnológicas. El reconocimiento como obra maestra de su época —y del art pop y la indietronica— ha sido tímido, relegado apenas a un puñado de audiófilos. Sin embargo, ‘Dots and Loops’ se mantiene como una obra única en su tiempo, cuya música hoy en día sigue sonando a “futuro”, pues fue esta misma y no su letra la enunciadora sobre la inquietud por los misterios del mañana. Si ‘Ok Computer’ de Radiohead le cantó al miedo a la máquina, ‘Dots and Loops’ de Stereolab fue su contraparte femenina.

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La historia de Pure Hell, conocida como la primera banda de punk negro

“A mediados de los años 70 muchas personas se sentían excluidas y despreciadas por la corriente principal del rock and roll, que en gran medida había llegado a presentarse como un club de chicos y chicas blancos heterosexuales lleno de estrellas de rock súper ricas. La imagen estrecha fomentó actitudes de racismo implícito y homofobia que estallaron en la reacción violenta de 1979 “Disco Sucks”. Esto a pesar del hecho de que el rock and roll comenzó como música interracial basada en la sexualidad extravagantemente ambigua de Little Richard, las historias cortas de Chuck Berry, los ritmos de Chubby Checker, los ritmos vanguardistas de Bo Diddley y una gran cantidad de mujeres negras no reconocidas de artistas intérpretes o ejecutantes”. Ahora tendemos a recordar el rock de los 70 de manera diferente, no tanto como la era de KISS o los Eagles, sino como la época transgresora de David Bowie, Iggy Pop, Lou Reed y Freddie Mercury, de los grandes triunfos comerciales y creativos de las mujeres lideraron bandas como Fleetwood Mac y Heart, de punk y new wave outsiders marcando la pauta de 4 décadas: The Ramones, Patti Smith, the Sex Pistols, Blondie, The Clash, Joy Division, Talking Heads, Gary Numan, Kraftwerk. Lo recordamos, todavía, como una época en que el rock era mayoritariamente blanco, y cuando los artistas negros grababan principalmente música disco, funk, soul y R&B. La industria discográfica y los mercados de la radio se habían segregado y seguiría así hasta los años 80, aunque artistas de jazz como Miles Davis hicieron incursiones serias en la experimentación con el rock, bandas como Parliament/Funkadelic lanzaron la psicodelia del hard rock, Prince canalizó tanto a Little Richard como a Chuck Berry y los primeros punks como Death de Detroit y Pure Hell de Filadelfia hicieron punk. El primero escapó a la crítica, pero el segundo se hizo famoso y luego desapareció de la historia del rock durante décadas. Es momento de recordarlos y hacer justicia a la historia escuhando su música. Su punk-rock sirvió de influencia para bandas como Bad Brains. Comercialmente, la banda tuvo poco éxito y sólo lanzó un sencillo (“These Boots are Made for Walking” b/w “No Rules”) y un álbum (Noise Addiction), que estuvo inédito durante 28 años. El escritor/vocalista miembro fundador Kenny Gordon y el baterista también tienen un álbum inédito producido a mediados de la década de 1990 por ex miembros de L.A. Guns, Nine Inch Nails y Lemmy Kilmister de Motörhead, titulado The Black Box. Este álbum tiene a Kilmister cantando coros en una canción rara titulada “The Call”. En 2012, Pure Hell se juntó para tocar en su primer concierto desde 1979 en el Rebellion Festival junto a Rancid, Buzzcocks, Public Image Ltd y Social Distortion. Con información de Open Culture

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Demos de The Velvet Underground se estrenarán en: Lou Reed — Words & Music May 1965

Cinco décadas y un lustro después del archi influyente Velvet Underground & Nico (1967), el álbum debut de The Velvet Underground continúa en el centro de la discusión sobre arte y música popular. Por ello, el sello Light In the Attic, en colaboración con la artista Laurie Anderson, estrenará el compilado “Lou Reed — Words & Music May 1965”, el cual reúne el trabajo de los primeros años de Lou Reed, cantautor líder del grupo. “Lou Reed — Words & Music May 1965”, reúne grabaciones caseras hechas por Lou Reed entre 1958 y 1965, algunas junto a John Cale, su futuro compañero en The Velvet Underground. Éstas piezas se incluyeron en una cinta que Reed se envió por correo a sí mismo con la etiqueta “propiedad intelectual de un hombre pobre”, la cual recibió semanas después pero nunca fue abierta sino hasta ahora, 60 años después. Dentro de la cinta figuran piezas instrumentales, canciones nunca antes escuchadas en la carrera de Reed y hasta una versión de “Don’t Think Twice, It’s All Right”, original de Bob Dylan. Sin embargo, el mayor atractivo para los seguidores de The Velvet Underground son los primeros demos de los clásicos “Heroin”, “I’m Waiting for the Man” y “Pale Blue Eyes”. Los seguidores de la banda neoyorkina apreciarán la evolución desde el acento acústico y de cantautor de estos temas hasta las piezas vanguardistas que terminaron por dejar un legado imborrable en la música pop contemporánea. Laurie Anderson se encargó de la producción de los 17 cortes del compilado, junto a Don Fleming, Jason Stern, Hal Willner y Matt Sullivan. Además, el productor nominado al Grammy John Baldwin fue el encargado de la remasterización de los archivos de audio.La edición especial de Lou Reed — Words & Music May 1965 también incluirá un libro de 28 páginas con notas de acompañamiento, letras y fotografías que retratan la época donde surgieron las grabaciones. De igual forma, presentará una reproducción de una carta escrita por Reed alrededor de 1964 para el poeta Delmore Schwartz, quien fue su profesor en el colegio. El lanzamiento de Lou Reed — Words & Music May 1965 se suma a las producciones que conmemoran las cinco décadas del estreno de Velvet Underground & Nico, entre los cuales figura el documental The Velvet Underground (dir. Todd Haynes), estrenado por Apple TV+ en octubre de 2021. Se espera que el lanzamiento de este compilado inicie la serie Lou Reed Archive, dedicada a recuperar y restaurar material antiguo y rarezas de la carrera del cantautor. A partir de esta serie, viejos y nuevos melómanos continuarán el estudio de uno de los artistas más influyentes de la música anglosajona, y de la banda que cambió para siempre la historia de la música, al colocar la piedra angular del estilo hoy conocido como art pop. Lou Reed — Words & Music May 1965 se estrenará el 26 en agosto en formato digital a través de loureed.bandcamp.com, y en formato físico en los sitios web oficiales del sello Light In the Attic (https://lightintheattic.net/), y de Lou Reed Archive (https://loureedarchive.com/).

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Recordando a Mariusz Lewandowski (1960-2022), pintor del metal contemporáneo

“Estos mundos, aunque formados en los rincones más profundos de la mente humana, se rigen por principios completamente diferentes a los que conocemos”, narra el sitio web del pintor polaco Mariusz Lewandowski. Tal cual imaginó Richard Wagner a finales del siglo XIX, la época actual se ha caracterizado por la llegada de la “Obra de Arte Total”, un concepto que se refiere a la conjunción de artes visuales y sonoras en favor de una sola obra. A medida que la música contemporánea se ha refinado y ha ido evocando nuevos imaginarios sonoros y psicológicos, ha comenzado un proceso de simbiosis con el arte que lo ilustra, donde música e imagen trabajan en conjunto para la construcción de un mismo universo sensorial. En los terrenos del metal extremo, el nombre de Mariusz Lewandowski ha ganado un lugar respetado por su trabajo como ilustrador de portadas. El estilo que desarrolló, caracterizado por ser uno de los más intimistas y personales de su campo, lo llevó a colaborar con una treintena de bandas de diversos estilos de metal extremo. Lewandowski nació en la ciudad de Działdowo, Polonia, si bien la mayor parte de su obra la produjo en Górowo Iławeckie, al norte de su país. Desde temprana edad, creció en él una afición por el arte y las profundidades del subconsciente, gracias a su prematuro interés por el mundo del psicoanálisis. La inspiración para iniciar en la pintura la encontró en la obra de su compatriota Zdzisław Beksiński, otro reconocido pintor de escenarios surrealistas a quien también se le han dedicado páginas en el mundo del metal extremo. A diferencia de Beksiński, Mariusz Lewandowski no basó su obra en la imagen del monstruo y las criaturas del inframundo, sino en el terror del vacío. Sus pinturas plasman escenarios de ensueño que apelan a imágenes propias de la naturaleza terrenal, pero logran escapar a la lógica de la vida despierta. El espectador se ve privado de la oportunidad de volver al mundo conocido y, en su lugar, se da cuenta de su ínfimo lugar en el universo al hallarse de frente con ominosas representaciones de la vida y la muerte. Quizá fue esta misma lectura la que llevó a Dylan Desmond, vocalista del dueto estadounidense de funeral doom Bell Witch, a acercarse a la obra de Lewandowski para darle una nueva identidad a su proyecto, recién lastimado por el deceso del baterista Adrian Guerra (2016). Tras una larga cadena de correos, el resultado final fue la obra que originalmente lleva por título Essence of Freedom y apareció como portada del álbum Mirror Reaper (2017), la cual no solo materializó en sí misma todas las inquietudes pictóricas de Lewandowski, sino que le otorgó al funeral doom contemporáneo una de sus imágenes más icónicas. Los espacios sombríos que caracterizan al funeral doom y a los discos de Bell Witch encontraron en Essence of Freedom su justa traslación al lenguaje pictórico. Essence of Freedom inició el camino de Mariusz Lewandowski en el mundo del metal extremo. Así, el polaco llegó a plasmar su particular universo en álbumes de Nihïlanth, Necrogod, Heresy Denied, Abigail Williams y muchas otras bandas. El destino, además, llevó a Lewandoski a cohabitar un imaginario sonoro con su más grande influencia artística, pues en 2019 ilustró la portada del álbum Cairn de Mizmor, el cual sucedió a Yodh (2016), cuya portada corrió a cargo de Zdzisław Beksiński. Aunque el paso de Lewandowski por el metal extremo fue breve, no hay duda de que dejó un legado imborrable en torno a la forma de entender la comunión entre la imagen y el sonido de un álbum. Lewandowski dejó una última pintura inconclusa, donde una vez más quedó presente su inquietud por la omnipresencia de la muerte. El pintor, finalmente, habitará los paisajes del sueño eterno, donde le sonreirá de frente a sus criaturas con la fragilidad de un creador benevolente.

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