El 29 de mayo, uno de los compositores más influyentes y disruptivos de la segunda mitad del siglo XX, cumpliría 100 años de edad. Iannis Xenakis, es sin duda alguna uno de los pilares de la composición moderna del siglo pasado. Nacido el año de 1922, en Brăila, Rumanía, nace el compositor de origen griego. A temprana edad se traslada junto a su familia a su país de origen donde, se ve influido por los movimientos de la guerra civil griega y se compromete con ideas de corte socialista para intervenir en manifestaciones y demás acontecimientos, como militante del ejército popular de liberación Griega, hecho que le provocó una herida en la parte izquierda del rostro. Cicatriz que se convertiría en un sello particular de su figura. En 1947, logra huir a Francia, exiliado debido a su activismo político, y una vez en suelo francés, estudia urbanismo e ingeniería civil y paralelamente comienza sus estudios en composición bajo las órdenes de Honegger, Milhaud y Manssien. En donde se vio expuesto a una gran cantidad de vanguardias con las cuales experimento para formar su propia concepción sobre la música y su composición. Empatando en idead con el GRM, en la musiqué concréte, siendo así uno de los pioneros en incorporar los algoritmos computacionales en la composición, creando obras complejas y abiertas que pasaría a convertirse en claves de la música experimental, como lo puede ser Concrete PH. Xenakis fue un hombre comprometido con sus ideas, desde sus pensamientos ideológicos y políticos, que lo llevaron a consecuencias irremediables, como en su creación musical. Llegando a publicar su pensamiento alrededor de la música en libros como Musiques Formelles, en la cual exponía además de sus ideas, las formas y técnicas compositivas, el cual se convertiría en una pieza fundamental de la teoría musical del siglo XX. Piezas y obras claves de Xenakis podrían resumirse en un cúmulo de composiciones, pero una de las más relevantes es Metástasis, una pieza para orquesta e intervenciones electrónicas, la cual es uno de los pasos más representativos de la vanguardia y la carrera del compositor. Otra podría ser, Persépolis, una pieza fundamental en su repertorio, una muestra de de lo que llamaría a fondo “música estocástica”, una de los adjetivos más polémicos y de sus desarrollos teóricos que dejarían al mundo musical en cuanto a círculos académicos a seguir una línea al adentrarse a su trabajo y su pensamiento. La obra de Xenakis, es extensa, y densa, donde confluye una complejidad sonora con el pensamiento indeleble de una de las figuras más influyentes e importantes de la composición moderna. Una de las trayectorias más prolíficas en cuanto a creación y desarrollo teórico. Conjugando y siendo pionero en mezclar mundo tangibles como inteligibles, Llevando su trabajo a las afueras de los círculos académicos, y dándole válida a sus piezas más allá de los nichos y grupos especializados, a la par que, creando un lugar en los mismos, pero no quedarse ahí para siempre, llegando a un público amplio y sincrético. Siempre proligo, Xenakis dejó que su trabajo hablará, comprometido a sus ideas y a sus anhelos. Un prócer de la sonoridad, uno de los pilares de la música que siempre será relevante y que por más que las escenas experimentales crezcan, siempre será punto de referencia, se volverá a citar y se volverá a estudiar, pero sobre todo: a escuchar. Por siempre, Xenakis.